Inicialmente fueron concebidos como desayuno, aunque su uso ha pasado ya a platos cocidos, a panes y postres.
Para la fabricación de los copos de centeno es necesario primero un ligero tostado a baja temperatura del grano, para inactivar las enzimas que degradarian sus propias grasas y así evitar que el copo se enrancie. Posteriormente al grano ya tostado se le aplica vapor para ablandarlo y luego se prensa para aplanarlo. Esta forma característica hace que reabsorba rápidamente el líquido durante su cocción o remojo.